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Un absceso es una acumulación de pus debajo de la piel. Los abscesos se consideran infecciones localizadas que pueden causar dolor y enfermedad. Un absceso puede iniciar el crecimiento de infecciones agresivas y diseminarse a otras partes del cuerpo. Cuando se desarrolla un absceso en el pie, el área afectada puede volverse roja, caliente, hinchada y sensible. Esta infección se puede diseminar y, en última instancia, afectar a otros tejidos del pie y la pierna que requieren tratamientos agresivos. Cuando los abscesos se agrandan y no se tratan, la infección puede diseminarse hasta el hueso y provocar una infección ósea (osteomielitis). Una vez que el hueso se infecta, puede ser necesaria una cirugía más extensa para resolver la infección.
Los abscesos pueden ser causados por muchos factores. Los pacientes que tienen sistemas inmunes deprimidos tienen un riesgo mas alto de desarrollar un absceso. La diabetes es un ejemplo de una enfermedad en la que el sistema inmunitario está comprometido. Una pequeña ruptura en la piel o una ampolla puede iniciar la formación de un absceso. Una higiene deficiente también puede contribuir al desarrollo de abscesos y debe abordarse durante el curso de cualquier tratamiento. Los abscesos se pueden formar en los pies y pueden ser extremadamente dolorosos. Los abscesos tienden a crecer en lugares cálidos y húmedos. El pie es un sitio frecuente para esta condición. El trauma es otra causa de formación de abscesos. Cuando se produce una lesión directa en el pie o en cualquier parte del cuerpo que da como resultado un corte en la piel, se crea una vía para la infección.
Los abscesos pueden tratarse de manera conservadora o quirúrgica dependiendo de la extensión de la formación del absceso. Inicialmente, el tratamiento debe consistir de descansar y mantenerse alejado de la extremidad o parte del cuerpo afectada. Los baños calientes y el calor húmedo pueden ayudar a aliviar el dolor asociado con la formación de abscesos. Los antibióticos generalmente se administran al paciente para combatir la infección. Dependiendo de la extensión del absceso y el organismo involucrado, los antibióticos orales pueden ser insuficientes para combatir la infección. El drenaje del absceso puede estar justificado si la infección no se resuelve. Si el absceso se trata quirúrgicamente por vía intravenosa o se pueden administrar antibióticos por vía oral. Durante el proceso de cicatrización, la herida debe mantenerse limpia y debe monitorear. Incluso después de que aparezca el absceso, se debe realizar una monitorización del área para evitar que vuelva a ocurrir.